Las grandes damas del arte flamenco Las grandes damas del arte flamenco

Por hoy, voy a dejar de preocuparme del futuro del noble arte del flamenco, y a centrarme en su presente, que realmente goza de buena salud artística, porque está lleno de grandes estrellas. Y, desde luego, no hay que olvidar que muchas de ellas llevan años y años demostrando su valía sobre los escenarios, sobre todo en el cante y el baile (se ve que el toque no es muy apreciado entre estas señoras, o que no suelen triunfar en estos menesteres, no lo sé muy bien).

No sé a vosotros, pero a mí me ponen bastante estas mujeres con tanto arte, vestidas de bata de cola o falda de volantes, y que taconean con tanta furia como si tuvieran 20 o 30 años menos. Porque, eso sí, y sin ofender a nadie, las prefiero maduritas o más bien maduras, un estilo a todas las mujeres que se pueden ver en páginas como madurashd.com. A lo mejor os parece excesivo eso de comparar el baile con un video porno, pero creedme, a veces, viendo a esas bailaoras de edad moviendo sus pies y sus brazos en todo un frenesí de ritmo, empiezo a sentir una emoción que casi se asemeja al orgasmo.

Casi, pero no tanto, jeje. No diré que el flamenco me resulta tan agradable como el sexo, pero a veces me resulta un buen sustituto. Me pregunto cómo se verían estas mujeres que bailan con tanta fuerza y garra sobre un escenario, protagonizando un video de porno amateur: ¿derramarían tanta sensualidad? A mí me calientan de sobra, no importa que sean más viejas o más jóvenes, más guapas o más feas: me resultan irresistibles sean como sean, lo que me importan es lo que me transmiten cuando las veo moverse. Y si ya me excitan bailando, imaginaos lo que sería en una sesión de porno en vivo…

Dicen mis colegas que estoy llegando a un punto que ya roza la obsesión, y puede que tengan razón, qué se yo. Reconozco que cuando mayor me hago, más me gusta el baile flamenco, y más atraído me siento por las mujeres que lo practican. Sin estar muy seguro de si las jovencitas seguirán interesadas en este arte, no tengo más remedio que fijarme en las que ya lo hacen,  Que sean mujeres mayores o no, casi me dan igual, pero mis amigos dicen que eso me ha influido en otras cosas, como en ese gusto repentino por las  maduras, no sólo cuando se trata de porno online; también me fijo en otro tipo de mujeres cuando voy por la calle, cuando vamos de marcha, cuando vamos al cine… Pero no me preocupa; al fin y al cabo, yo también tengo ya una cierta edad, jeje.

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El baile flamenco, ¿pasado de moda? El baile flamenco, ¿pasado de moda?

Hace poco abrieron en mi barrio una academia de baile flamenco… Bueno, en realidad, el anuncio era sólo para dar clases de sevillanas, algo que parece que se pone cada vez más de moda conforme la Feria de Abril se hace más famosa; pero después, supimos que la profesora estaba dispuesta a dar clases de otros bailes flamencos también, siempre que hubiera demanda y la gente se mostrara interesada. Al final, parece que la mujer ha tenido cierto éxito y que la academia va más o menos bien, me alegro por ella.

Soy consciente de que, en estos tiempos, ser bailaor o bailaora de flamenco no es lo más glamuroso del mundo, y es difícil que los jóvenes quieran admitir que hacen este tipo de actividades. Se piensa que este tipo de baile es bastante sectario, que no cualquiera puede practicarlo, o que se necesitan ciertas cualidades, entre ellas, absurdamente, ser andaluz o como mínimo tener raíces en esta tierra. Y nada más lejos de la realidad, por suerte.

Es cierto que los más grandes artistas de este baile han sido o son andaluces, pero simplemente porque en el Sur no sueña extraño que a alguien pueda gustarle bailar flamenco. ¿Cómo sonaría eso, por ejemplo, en un vasco o en un gallego? Como mínimo muy raro, aunque no tendría nada de malo, ni nada haría pensar que esa persona no fuera capaz de ser un buen bailaor flamenco. Luego, otras cualidades, como llevar el ritmo, realizar ciertos pasos con más o menos arte, o «duende«, como se suele decir, son cosa de cada persona, y poco importa si eres de aquí o de allí: lo importante es sentirlo y querer hacerlo.

Y por supuesto, el tema de la igualdad, algo que tampoco llevamos demasiado bien. Sé de buena tinta que, en la academia que os he comentado, la gran mayoría de alumnos son chicas, de las que sus madres hablan orgullosas de lo bien que les sienta las faldas, lo bien que hacen los pasos, y cómo se les da eso del taconeo. Creo que quizá haya tres o cuatro chicos, pero de ellos no he oído nada. Y es que en lo que las mujeres se ve elegante y hasta sexy, en el hombre ya no lo es tanto. Una cosa bastante sexista, la verdad, porque el esfuerzo es el mismo para uno que para otro, si me apuráis incluso el baile masculino es más rígido, pero sin embargo no esta igualmente considerado.

Sería bueno para este tipo de baile que tuviera más publicidad, o no sé, más visibilidad al menos, que no  se viera como algo que sólo pueden practicar unos pocos, porque no es así. Quitando la cuestión del gusto, a veces la gente no se acerca al baile flamenco porque tiene una idea errónea de él; y es necesario conocer algo para antes juzgarlo, ¿o no?

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El flamenco y las juventudes del futuro El flamenco y las juventudes del futuro

Hace poco, un amigo y yo teníamos esta conversación, que la verdad terminó en discusión, porque no conseguimos ponernos de acuerdo de ninguna de las maneras. Conversábamos sobre la incidencia que tenía el flamenco en los jóvenes de hoy en día: si de verdad les gustaba, si había bastantes aficionados entre ellos, si la tendencia era a que aumentaran o a que desapareciera, qué era lo que gustaba más… Tocamos muchos temas, pero en lo que discrepábamos era en si en realidad el flamenco tenía el suficiente tirón como para tener continuación en el futuro; mi amigo decía que sí, que la gente joven se interesaba y que tenía mucha influencia entre ellos, y por el contrario pensaba que de ninguna manera, y que acabaría por perderse.

Hace unos años empezaron a surgir diferentes tendencias musicales que tenía raíces en el flamenco, es cierto, y que parecía que conectaban perfectamente con el público joven. Melodías con aires de rumba, de bulerías, incluso de saetas, que fusionadas con otros ritmos más actuales parecía que tenían mucho tirón; surgieron así cantantes que encontraron en este tipo de música su sitio, cuando no podían haber triunfado interpretando cante jondo, el verdadero cantar flamenco por excelencia, ni ninguna de sus otras vertientes quizá más alegres, pero con la misma dificultad interpretativa. ¿Es esto malo? Por supuesto que no, pero la cuestión es si verdaderamente se pierde la esencia de la canción flamenca en estos menesteres.

Al toque de guitarra también empezaron a añadírsele otros instrumentos para acompañarlo, y otra vez podríamos volver a la misma pregunta. Las melodías tiene un inconfundible sonido flamenco, y sus raíces así lo testimonian, pero si se fusionan con otros sonidos que no son la percusión de la caja flamenca, ¿estaremos saliendo del verdadero sentir flamenco que sólo una guitarra española puede provocar? Si la respuesta es sí, es que gusta el flamenco puro y duro, el de la vieja escuela, y entonces habría que decidir si ciertamente eso es lo que esperamos de él.

En cuanto al baile, quizá sea lo que menos se ha visto afectado, aunque también haya tenido alguna que otra modificación. Pero los bailaores y bailaoras, por lo general, siguen fieles a los pasos propios del viejo arte, y son pocos lo que se atreven a fusionar esos pasos con otros de otras disciplinas, ya que por lo general el público no pide demasiado esas modernidades. Los aficionados al baile flamenco no piden mucho más que ver ese espectáculo sobre un tablao, así que en este ámbito los experimentos no suelen ser muy apreciados: un buen par de tacones y unos pies habilidosos suelen ser suficientes para que el espectáculo esté asegurado.

Al final, la cuestión es simple: ¿debemos aceptar que el arte del flamenco se vea influenciado por otros tipos de música, danza o cante, y una vez que eso sucede, consideramos que sigue siendo flamenco? ¿O precisamente por dejarse influir por esos otros tipos de arte, perderá la esencia y dejará de poder llamarse así? ¿Son los jóvenes culpables en alguna medida de eso, incapaces de poder apreciar en toda su plenitud el antiquísimo arte del flamenco, que parece algo que no está hecho para ellos? ¿O realmente sigue siendo objeto de interés para la juventud, y podrá renacer poco a poco con cada nueva generación?

Son muchas las preguntas que nos hicimos aquella tarde, pero las conclusiones, como digo, fueron muy pocas. Luego, acabamos riendo y pensando que, si nos habíamos pasado horas hablando de ese tema, estaba claro que el flamenco era una cosa viva, que seguía interesando, por lo menos a nosotros, que tampoco éramos tan mayores. Claro que mientras yo sostenía que había que decantarse por el modo puro de este arte, y que si no, no era auténtico, mi amigo pensaba que era de pensamiento demasiado cerrado, y que si el flamenco era capaz de integrarse en el mundo moderno influyendo en otras disciplinas artísticas, y así conseguía ganar adeptos, no debíamos protestar, si no alegrarnos de que fuera así. En fin, para gustos, los colores, pero en realidad, es perfecto que aún pueda ser capaz de generar discusiones así.

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El flamenco, una de nuestras señas de identidad El flamenco, una de nuestras señas de identidad

El flamenco se ha convertido en un arte propio dentro de la música no sólo española, sino mundial. Casi sin quererlo es uno de los signos de identidad de la marca España en cualquier rincón del planeta, y eso que en un principio se consideraba una forma de cante y baile de clase baja, propia de gente del pueblo llano; pero de alguna manera, consiguió entrar en los corazones de toda la sociedad, y hoy en día es una forma más de expresión artística, siendo objeto de estudio y de investigación propios.

Este tipo de cante era propio de los gitanos que vivían en Andalucía, que mezclaron su forma de cantar con las danzas populares de la región. Pronto, se identificó esta raza con el flamenco, pero aquello sólo fue el principio; de repente, esta forma de expresión se convirtió en todo un género artístico propio, que fusionaba el cante y el baile y lo marcaba con unas características especiales. Y poco tiempo después, cobró tal difusión que se extendió por el resto de España, y en menos de un siglo, por todo el mundo.

Puede gustarte o no este género musical, pero nadie puede negar su complejidad y las enormes cualidades que se deben tener para su ejecución. Tanto en su expresión vocal como en la escénica, los artistas, cantaores y bailaores, necesitan de ciertas condiciones que den a sus voces y a su bailes ciertas características propias, y pueden convertirse en maestros cuando realmente alguna de ellas se convierte en únicas. Tenemos así a verdaderos maestros en cante como Camarón de la Isla, José Mercé o Estrella Morente; en toque (forma de llamar la música de guitarra en el flamenco), como Tomatito o Paco de Lucía; y al baile, Antonio Canales o Sara Baras. Todos ellos estrellas recientes, pero que fueron precedidos por muchas otras, y que comparten este universo de maestros con otros grandes nombres.

El flamenco ya traspasa fronteras, su expansión por Latinoamérica ha sido grandiosa, y no digamos su repercusión en un país tan ajeno a las costumbres españolas como Japón (como curiosidad, allí se han abierto más escuelas de flamenco que las que hay en nuestro país). Así que más allá de tus gustos musicales, debes reconocer que estamos ante una completa expresión de arte genuino y con identidad propia, y has de saber apreciarlo y sentirte orgulloso de él; porque oye, ser conocido en el mundo por algo así no es nada malo, ¿no te parece?

 

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